¡Alabado sea Jesucristo!
“Proclamad como es debido las acciones de Dios a todos los hombres y no os canséis de darle gracias. Es bueno guardar el secreto del rey, pero hay que proclamar y reconocer como es debido las obras de Dios” (Tob. 12, 6).
Siguiendo el consejo del arcángel Rafael a Tobit, queremos compartir un caso providencial que pasó cuando estábamos en la Castanyera en el mes de julio con la tanda de las niñas.
Nos coincidió que el día 16 de julio día de la Virgen del Carmen eran los votos perpetuos de Hna. Yessica. Queríamos que se notara esta gran fiesta durante todo el día, y por tanto empezarlo con un buen desayuno. Hna. Manoli que era la cocinera de la tanda quería hacer “chocolate con churros”.
Habíamos pedido a la casa de Barcelona que como venía Ana, una de nuestras fieles voluntarias, a quedarse con nosotras ese fin de semana que por favor nos enviara entre otras cosas que necesitábamos chocolate a la taza para poder hacer ese domingo.
No había en el Cottolengo más que dos bolsitas. Ana, viendo que era poco, de camino pasó por un supermercado para lograr conseguir unas cuántas bolsitas más, pero no pudo hacerse con ninguna. Llegó a nuestra casa con un poco de pena pues no había podido traernos ese cariñito. Aunque luego nos confesó que lo del chocolate le había sorprendido mucho, pues ella traía el coche ya muy cargado con cosas que necesitábamos, tomates, frutas etc. y al preguntar si había algo más para llevar se sorprendió que la respuesta fuese: -“Sí, chocolate a la taza para hacer han pedido las hermanas que le llevemos-“. Por eso luego también nos dijo que se había pensado lo de parar o no por el camino pues se decía para sus adentros: – “Esto del chocolate no es de vida o muerte, además ya llevo el coche a tope”.
Al día siguiente, que era sábado en la tarde estábamos haciendo una actividad con las niñas, llegó la familia de hermana Yessica que nos traían unas cosas de la casa de Barcelona y de paso conocían la Castanyera pues nunca habían estado en ella. Mientras les enseñaba la casa llegaron dos voluntarios que cuando estamos en la Castanyera suelen venir a todas las tandas para compartir con nosotros.
Escucho que desde lejos me llama con mucho entusiasmo Hna. Manoli. Al acercarme a la cocina me encuentro con una gran sorpresa y para mejor decir aún con una gran olla. Nos habían traído casi media olla grande de chocolate. Buenisisisisisisisimo. Habían hecho en el pueblo ese sábado una cursa y para compartir al final tenían chocolate con coca. Ellos se quedaron muy sorprendidos al ver nuestras caras de asombro. Y cómo no asombrarnos pues el Señor nos mandaba justo lo que necesitábamos en ese momento “chocolate”. Como podéis pensar al leer estas líneas, no era algo urgente o de vida o muerte como pensaba Ana, pero sin embargo el Señor sabe de detalles para con sus predilectos.
Les contamos toda la historia y entonces comprendieron el porqué de nuestro entusiasmo al ver el chocolate. Ana que había deseado podernos traer más bolsas de chocolate pero no lo había podido conseguir exclamó “Sois unas enchufadas con el de arriba”
DEO GRATIAS, DEO GRATIAS, DEO GRATIAS!
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