Dios no solo es providente, sino que también salva nuestra ignorancia
Llevábamos bastantes días recibiendo carne para cocido, pero nunca nos venía verdura. Estábamos extrañadas ya que con frecuencia nos llegan acelgas, espinacas, lombarda, judías…, pero no recibíamos nada de verdura propia para un buen cocido.
La Hermana Pilar me pregunta qué hacemos con unos chorizos que habían llegado de donativo, yo le dije que hiciera un cocido, aunque fuera un cocido sin verdura, a lo que respondió con una mirada de no entenderme, pero no me dijo nada. Después le explicó a Natalia lo del menú del día siguiente y cuando pasé por la cocina ella me dijo que el chorizo lo haría aparte ya que suelta mucha grasa y daña el caldo, pero que no era normal poner chorizos, también me enseñó la carne que había sacado la hermana y eran unas bandejas de ternera cortada en dados, yo le dije que eso no era carne de cocido que tenía que ser un trozo de ternera grande y costilla de carne de cerdo, pollo… lo que habitualmente se pone el cocido gallego que es el que conocía.
Natalia hablaba de poner los garbanzos en remojo, la hermana de unas pelotas que eran albóndigas ya fritas, Natalia dijo que necesitaba apio y la Hna. Pilar le contestó que al cocido no se ponía apio y ella afirmaba diciendo que en su casa siempre lo ponían,… no nos aclaramos, al final Natalia nos acabó diciendo que ella pondría lo que le dejáramos ya que el cocido del que hablábamos ella nunca la había hecho, cuando ya me marchaba de la cocina me dice que le deje unos fideos para la sopa, a lo que le pregunté qué sopa, y me dice que con caldo siempre se hace sopa que si no qué va a hacer con el caldo, por no continuar la conversación me fui pero yo no consideraba necesario hacer una sopa ya que en Galicia se toma el caldo solo como consomé o con alguna patata y verdura. Me fui por los pasillos pensando en buscar una receta para saber exactamente lo que tiene que llevar un cocido ya que aquello era como la torre de Babel en leguaje culinario
Llegué a la portería y al momento sonó el timbre de la puerta, era una señora que me pedía que le abriese porque traía arreglos para el cocido, yo le abrí y le dije que me acercaría a recogerlo, pero no sabía de qué me hablaba, pensé que serían unas sobras o huesos para hacer caldo, pero cuando llego junto a la señora veo que hay varias bolsas de 2 colores distintos, las rojas tenían bandejas de carne variada, incluidas las pelotas, y las azules zanahorias, patatas, nabos, apio y un paquete de garbanzos y otro de fideos.
Al verlo quedé tan sorprendida que me entró la risa y le comenté a la señora que al día siguiente teníamos pensado hacer cocido pero que como cada una somos de una comunidad distinta habíamos estado hablando de los ingredientes, pero no nos aclarábamos ya que pensábamos en cocidos diferentes, a lo que ella me responde que ahí tenía todo lo que necesitaba y empezó a explicarme cómo es un cocido alicantino (por cierto, no lleva verdura). Eran de mensajeros de la paz y habían repartido bolsas de comida a las familias para que tomasen un cocido, pero al salir ya habían pensado en traernos unas para nosotras.
Seguro que el Señor se divirtió mucho con nosotras, cuando Él ya lo tenía todo muy bien planeado. ¡Qué detalles…! Hasta los más pequeños caprichos nos concede…
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