El Señor no deja de sorprendernos con sus pequeños mimos y detalles.
Aquí os comparto una pequeña vivencia de la Providencia.
El domingo, día 2 de julio, se celebraba en Madrid el 75 aniversario de la fundación del Cottolengo. Hermanas de Barcelona iban a compartir la celebración de este día. Tres días antes, el jueves, me llamó la superiora de Madrid para ver qué cosas podíamos compartir ya que iban a ir y volver en furgoneta. Entre otras cosas me comentó que iban a poner la piscina y como iba a ir sobre tierra querían poner algo que la aislara, quizás puzles de esos infantiles de letras hechos goma espuma, colchonetas…
Le dije que alguno sí teníamos, no sabía si suficiente para abarcar todo el perímetro de la piscina -que es de unos 3 metros – pero que lo miraría. Eso fue a mediodía. Por la tarde, llama una señora que ofrece, de una guardería, 30 colchonetas; «no son nuevas, pero están en muy buen estado», que si las queríamos. Le contesté al instante: “si las traen hoy o mañana, sí”. Me quedé impresionada. Y sí, las trajeron y han viajado en furgoneta hacia Madrid, dispuestas a colocarse debajo de la piscina.
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